Marginalidad Social: un proceso de vulnerabilización
MARGINALIDAD SOCIAL:
UN PROCESO DE VULNERABILIZACIÓN
La marginalidad social no es un estado de la persona, sino un proceso de vulnerabilización creciente (ver: Refrescando) resultante de la creciente precarización laboral (gran diversidad de tipos de contratos de trabajo –a término; temporales; de medio tiempo; contratos “asistidos” por organismos públicos).
A la par que se pasa a una individualización de la negociación colectiva, reemplazándose los convenios por rama de actividad por acuerdos por empresa, evidenciando el debilitamiento de los grandes sindicatos y el proceso de fragmentación de la organización obrera.
Castel señala tres tendencias dentro del proceso actual de marginalización:
- Desestabilización de los estables, en el caso de los trabajadores que ocupaban posiciones laborales sólidas y fueron expulsados de la producción. Este proceso ha afectado a parte de la clase obrera clásica, empleada en las grandes industrias (siderurgia, minería, textil, etc.)
- Instalación de la precariedad, en cuanto se generaliza la alternancia de periodos de desempleo, trabajo temporario, acceso a algún tipo de subsidio estatal, etc. La precariedad afecta en mayor medida a los jóvenes y a las mujeres.
- Creciente población en situación de desempleo permanente, con escasa o nula posibilidad de reinsertarse laboralmente.
La Política Social que acompaña la Marginalidad:
Altos niveles de desempleo y pobreza pasaron a considerarse como algo natural y esperable en una sociedad crecientemente desigual. Desde la Política Social se instaló una idea: sólo puede aspirarse a aliviar la situación de los afectados mediante programas asistenciales focalizados.
La Política Social fue redefinida con las siguientes características:
• Focalización: atención prioritaria de determinados grupos sociales. Se cuestionó las políticas sociales universales por la cantidad de recursos económicos que demandan. Y se impulsó el cambio de las mismas hacia políticas focalizadas, que requieran un gasto estatal reducido y orientado a objetivos acotados a sectores sociales determinados.
• Adopción de la lógica de funcionamiento del mercado: “oferta y demanda”; “impacto”; “eficiencia”; “costo-beneficio”; pasaron a ser términos comunes en la planificación de las políticas sociales.
• Exclusión de los grupos sin capacidad de demanda de las instituciones centrales de la política social.
• Predominio de los programas asistenciales como respuesta a los problemas sociales.
• Privatización de la administración y de la gestión de los servicios sociales mediante empresas; organizaciones no gubernamentales; etc.
Interesa desatacar que si la Política Social se configuró durante la segunda posguerra como un complemento de la seguridad social que brindaba la relación laboral, en cambio, a partir de la década del ´70 se desligará de las condiciones de trabajo para asumir objetivos acotados a destinatarios focalizados (aunque no por ello escasos numéricamente).
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