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Política Social

Crisis de la sociedad salarial: marginalización creciente

Crisis de la sociedad salarial: marginalización creciente

 

Crisis de la sociedad salarial: marginalización creciente

Las condiciones económicas y políticas excepcionales de la segunda posguerra se esfumaron, teniendo su punto cúlmine con el desplome de la URSS y, con ella, el orden capitalista de posguerra del mundo bipolar. Desde la filosofía política y la ciencia social se alzaron las voces que postularon el fin de la historia, el fin del trabajo, etc. El posmodernismo (ver: Explorar más allá...) celebró el fin de las certezas, la fragmentación e individuación de la experiencia social que perdía así carácter histórico, cuestionando toda perspectiva de proyecto colectivo de cambio social. Esto tuvo un profundo impacto en las Ciencias Sociales, particularmente en la Política Social como veremos a continuación.

Una serie compleja de procesos fueron pautando los límites del denominado Estado de Bienestar, tanto en Europa como en sus versiones latinoamericanas mucho más limitadas. El capital desplegó una ofensiva imponiendo la modificación de los “acuerdos” que se habían naturalizado a lo largo de los años en lo que llamamos con Robert Castel la sociedad salarial.

Esto fue posible a partir de una serie de derrotas del movimiento obrero, que sufrió las dictaduras militares en América Latina, así como el puño de hierro de gobiernos como el de Ronald Reagan (EEUU) y Margaret Thatcher (Reino Unido) que asestaron duras derrotas en las huelgas emblemáticas de los trabajadores de sus países. Lo cual fue seguido por los procesos de privatización, desregulación y flexibilización. Asistimos desde entonces a una inestabilización social a través del desempleo creciente y la precarización de las condiciones laborales.

La política económica neoliberal y su impacto social en el trabajo y el empleo:

Las crisis fiscales de los Estados en las décadas del ´70 y ´80 (incluyendo las crisis de las deudas externas en nuestros países), situación que se agravó con la apertura de un proceso inflacionario combinado con recesión económica, pusieron en jaque los ejes centrales de la política económica de corte keynesiano. El control de la inflación desplazó al mantenimiento del nivel de empleo como objetivo de la política económica.

La desregulación de los mercados, las relocalizaciones de empresas hacia países con bajo costo laboral y escasa regulación del trabajo; la innovación tecnológica, los cambios en la organización del trabajo (flexibilización, polifuncionalidad, precarización, tercerización) en pos de aumentar la competitividad y los niveles de productividad, provocaron el aumento del desempleo industrial. Su consecuencia más profunda fue el desempleo estructural, prolongado en el tiempo y con poca posibilidad de reinserción laboral. Esto contribuyó a la baja generalizada del salario. El eje de seguridad social vinculada a la relación laboral se quebró.

Así la precariedad del empleo reemplazó la estabilidad del empleo como caracteristica principal del mercado de trabajo. Las certezas construidas en torno a la relación laboral dominante en la posguerra, fueron dando paso a una incertidumbre, primero en cuanto a la relación laboral, para consolidarse como una incertidumbre social.

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