La marginalidad social en la sociedad salarial
Marginalidad social: enfoques
La marginalidad social en la sociedad salarial
Como parte del proceso de conformación de los Estados de Bienestar, sobre la base de las políticas orientadas al pleno empleo, fue tomando forma lo que Robert Castel denominó sociedad salarial, en la que el empleo estable y de tiempo completo, con protección legal y salarios regulados por la negociación colectiva, se convirtió en el mecanismo distributivo por excelencia.
El consenso social del Estado de Bienestar tenía como eje la relación de trabajo, a punto tal que los derechos sociales fueron entendidos como una derivación de los derechos laborales.
Cabe señalar que la denominación de sociedad salarial no significa que todo el mundo sea asalariado, sino que la dinámica social predominante está organizada alrededor del asalariado.
El acceso al puesto de trabajo estable seria así la garantía de la inclusión social. Porque como señala Castel:
“Están “integrados” los individuos y los grupos inscritos en las redes productoras de la riqueza (…). Estarían “excluidos” aquéllos que no participaran de ninguna manera de esos intercambios regulados. Pero entre estos dos tipos de situaciones existe una gama de posiciones intermedias más o menos estables. Caracterizar la marginalidad, es situarla al interior de este espacio social”. (Castel, “La lógica de la exclusión”)
La política social de la segunda posguerra se configuró a partir de la articulación entre una legislación laboral y social que aseguraba tanto el ingreso mínimo necesario como la protección social, y la universalización por parte del Estado del acceso a la salud, la educación y la vivienda, complementando así al ingreso y cubriendo las necesidades básicas del asalariado y su familia.
Sobre este esquema, se consideraba la situación de pobreza en relación directa con la interrupción de la relación laboral, por lo que la política social se orientaba a vehiculizar los instrumentos de sostenimiento del desocupado, como paliativo transitorio, puesto que la situación de desempleo se entendía vinculada a situaciones estacionales o temporales. Esto último se desarrolló particularmente en Europa y EEUU, mediante los seguros de desempleo de base amplia; en cambio no se encuentra dicha cobertura en el caso de los países latinoamericanos, mucho más limitados en su solvencia fiscal.
Como se plantea anteriormente, la inclusión social estaba determinada por la relación laboral dominante (asalariado estable en empleo registrado, regulado y de tiempo completo). Fuera de esta “norma” se transitaban procesos de marginalización.
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